PARTITURAS Y LETRAS

Portada de una partitura y hoja suelta para mandolina o bandurria.

TRASCRIPCIONES DEL REPERTORIO DE LOS CONVITES
Tiziana Palmiero

El corpus de trascripciones que aquí presentamos está compuesto por obras de diferentes procedencias y estilos. Nueve obras fueron interpretadas por el músico piqueño Enrique Luza Cáceres; cuatro al piano, en 1967: Cachimbo de Tarapacá, Cuculí, Fantasía navideña y el Peral y otras cinco al órgano Bontempi en 1994: Cacharpalla, Cuadrilla de los lanceros, mazurca, polka y el pasacalle Triste está.  La grabación de 1967 la realizó la señora Irma Zegarra como homenaje musical para doña Rosa Arenas de Morales, en casa de la señora Luz Morales, en Pica. La segunda grabación de 1994, se dio en el marco de una entrevista realizado por Franco Daponte en la casa del músico, que en ese momento ya no poseía piano y tocaba en un órgano Bontempi; al momento de la entrevista Enrique Luza tenía 76 años.

El repertorio de Enrique Luza, es un ejemplo de lo que se tocaba en los convites: los pasacalles o huaras*, Cuculí y Peral, se cantaban caminado por los callejones, desde las chacras a los salones y desde allí a las casas. La Fantasía navideña, es un arreglo para piano de algunos cantos que se interpretan todavía hoy para la Pascua de Negros, en proximidad del 6 de enero. Las danzas, como la mazurca, la polka y la cuadrilla, pertenecen a ese repertorio salonero, de origen europeo, que se impuso entre la mitad y los finales del siglo XIX y perduró hasta los años de 1940. Probablemente, en su origen, estas danzas llegaban al oasis en partituras, los músicos del pueblo las aprendían de memoria y se convertían en patrimonio musical colectivo. Enrique Luza informaba que cuando alguna de las pianistas piqueñas bajaba al puerto de Iquique, realizaba una visita a la casa de música y volvía al pueblo con las últimas novedades editoriales. Todas leían música y especialmente doña Rogaciana Nuñez, tenía una excelente lectura a primera vista.  Otro dato interesante es que el baile en el salón tenía su “programa”: “El baile se iniciaba con la ‘Cuadrilla’ (era regla hacerlo). Después seguían las polkas, las mazurcas, cuecas, contradanzas etc. Terminando con ‘la Republicana’** que ponía fin a la parte bailable de la fiesta”***.

Las dos huaras, cantadas: Triste está y Cuculí, fueron interpretadas por la señora Angela Ceballos de Matilla y recopiladas por la investigadora María Ester Grebe, en el año 1976. Se puede notar que ambas presentan algunas variaciones con respecto de las mismas interpretadas en teclado por Enrique Luza. Lo interesante de estas interpretaciones son las coplas, varias de las cuales ya se han perdido en la memoria de los piqueños.

Las dos cuecas: Hasta cuando vida mía y Las hojas de los naranjos, son transcripciones de la versión que la folclorista Margot Loyola interpretó durante una clase, para Franco Daponte, en 1994, en Valparaíso. Hay que tomar en cuenta que, en este caso, se trata de material de segunda fuente; al parecer, según datos recopilados por nosotros, las cuecas “tarapaqueñas” tenían una estructura diferente a las cuecas del centro de Chile; se trataba de danzas de duración y con un número de estrofas variable, especialmente las seguidillas, cuya interpretación dependía: “de cuanto se la podían los bailarines o los cantores”.

Para terminar con la muestra de repertorio de los convites, hemos agregado dos arreglos: el cachimbo Las Heladas y el San Miguelito, realizados por Franco Daponte, para conjuntos tipo “estudiantina”****.

Queremos además aclarar que, si bien hemos buscado ser lo más fiel posible a la interpretación de los cultores, el fin de este trabajo es principalmente entregar un material para la interpretación. Para el estudio y análisis musicológico, las grabaciones originales se encuentran en el apartado “archivo sonoro”.

 

wara en aimara significa “estrella”.

** Se trataba probablemente de un Baile y tierra, que dio origen al cachimbo.

*** Enrique Luza Cáceres, “Apuntes de los antiguos carnavales piqueños”, en Recopilación de música, poesía y prosa, 1996, 79.

**** Según Irma Zegarra: “También hubo estudiantinas, agrupación de cordófonos, una integrada por jóvenes y dos por señoritas” (Margot Loyola El Cachimbo. Ediciones Universitarias de Valparaíso PUCV. 1994, 37). Según Enrique Luza: “toda fiesta era amenizada por instrumentos de cuerdas” (1996, 79).

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